Este sillón no sé de quién es ni dónde está, pero yo me lo pondría en un día como hoy, con mucho frío, mucho viento y mucha lluvia. Me sentaría (me hundiría) en él con un café en una mano y un cigarro en la otra y miraría por encima del hombro a todos los que se pasean por la calle, luchando con los elementos. Porque además de precioso es ultra protector.